La diversidad de problemas medioambientales que padece España se puede sintetizar en tres grandes apartados:
1.-Procesos de degradación medioambiental.
2.-Procesos de sobreexplotación.
3.-Procesos de contaminación.
Pueden destacarse los siguientes:
-La expansión urbana que ha sumido bajo el asfalto tierras de buena calidad y espacios naturales de gran valor ecológico y paisajístico. Dentro del proceso hay que destacar la propia expansión de la ciudad y la aparición de conurbaciones (Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Sevilla y Zaragoza).
-La proliferación extraordinaria de urbanizaciones de segunda residencia y ocupación turística que se ha hecho talando bosques, alterando paisajes y provocando la huida de la fauna y el incremento de los incendios forestales.
-Las urbanizaciones turísticas costeras, que han generado evidentes daños directos sobre los ecosistemas litorales y prelitorales (alteración de dunas, albuferas y playas). Se ha elegido un modelo constructivo de grandes bloques en “primera línea de playa”.
-La proliferación y gigantismo de las obras de ingeniería civil (embalses, autopistas, carreteras) que destruyen la biocenosis, los suelos y los paisajes enterrando tierras de buena calidad o aparecen grandes escombreras, canteras, etc.
-Los movimientos de tierras en las laderas de las montañas, consecuencia de pistas forestales, acceso a repetidores, urbanizaciones, acceso a minas y canteras.
-La influencia directa de las sociedades urbano-industriales con la consiguiente contaminación del aire y las aguas, presión sobre las fauna, consumo de agua y alimento, energía, abonos, etc.
2.- Procesos de sobreexplotación
Entre ellos figuran los siguientes:
-La degradación del manto vegetal. El cambio primordial en el uso del suelo es la sustitución de la vegetación ancestral por los cultivos. Aparte de los procesos derivados de las actividades agrícolas o ganaderas, además de incendios forestales, el carboneo, las talas y la introducción de especies exóticas.
La superficie forestal ha disminuida como consecuencia para la obtención de maderas, de las nuevas roturaciones y de los incendios. La repoblación con pinos aumenta el riesgo de incendios y no protege el suelo. Sería conveniente repoblar con encinas, alcornoques, hayas y matorrales.
-La erosión del suelo. Todos los españoles sufren procesos de degradación. La erosión es el proceso más característico, consecuencia del uso excesivo o inadecuado de los cultivos y la ganadería. Las roturaciones facilitan la erosión.
-El agotamiento de acuíferos y la desecación de zonas húmedas. La desecación de acuíferos contribuye a la desecación de humedales y provoca cerca de la costa gravísimas intrusiones de aguas salinas.
La regulación hidrológica (encauzamiento, embalses, trasvases, drenajes, etc.) puede tener, junto a ventajas de índole económica, la previsión de avenidas e incluso medioambientales.
-La degradación de la fauna. La situación de España como puente biogeográfico es el confín meridional de Europa y en vecindad inmediata con África, la convierten en un ámbito faunístico privilegiado con especies autóctonas y como paso de numerosas aves migratorias.
De todas formas, todavía es la tierra firme el espacio más castigado por los ataques directos a la fauna local. Numerosas especies están en peligro de extinción: el oso pardo, el lobo, el lince, la cigüeña negra.
3.- Procesos de contaminación
Cabe diferenciar los siguientes:
-Contaminación atmosférica la contaminación del aire es uno de los efectos más visibles en la degradación medioambiental, muy importante en invierno por las emisiones de las calefacciones.
Las áreas de actividades contaminantes del aire son las grandes ciudades donde las emisiones de vehículos y calefacciones se suman las de las industrias periféricas. También son altamente contaminantes las áreas industriales entre las que resultan especialmente nocivas las que integran los compuestos químicos, las centrales térmicas, refinerías de petróleo, cementeras, siderurgias, papeleras, etc. Los problemas más graves de contaminación atmosférica se localizan en Asturias, Bilbao, A Coruña, Castellón, Huelva, Madrid, Barcelona, Puertollano.
Los tipos de contaminantes más importantes son el dióxido de azufre, el óxido de nitrógeno, el plomo, las partículas en suspensión, todas ellas perjudican, entre otras, las vías respiratorias.
La contaminación atmosférica produce el deterioro de la calidad de vida, la lluvia ácida y distintos cambios climáticos (efecto invernadero, islas de calor en las ciudades, ruptura de la capa de ozono).
-Los residuos sólidos urbanos (RSU) generan importantes problemas sanitarios de degradación y contaminación del medio (aire, aguas y suelos) si no son correctamente recogidos, tratados y eliminados. La eliminación se lleva a cabo mediante vertido controlado, vertido incontrolado, compostaje e incineración. La recogida y la eliminación de los RSU corresponden a los ayuntamientos.
Todos los residuos son subproductos perfectamente reciclados y utilizables bien para la actividad agraria o para la industrial.
-La contaminación de las aguas continentales. Las actividades humanas provocan su agotamiento y una considerable pérdida de calidad. La instalación de estaciones potabilizadoras y los controles de calidad no han resuelto los problemas de contaminación del agua, entre los que destacan el aprovisionamiento de agua y la eliminación de los elementos contaminantes, solubles o insolubles, contenidos en las aguas residuales.
Dentro de las aguas continentales superficiales se pueden destacar los fenómenos de eutrofización derivada de una concentración excesiva de los nutrientes que llevan las aguas residuales y la contaminación por fertilizantes y plaguicidas derivados de la actividad agraria.
La actividad industrial ligada a la agricultura y la ganadería genera un tipo de vertido (almazaras) que contribuye intensamente al envenenamiento y muerte de los ecosistemas fluviales y palustres. Pero son las grandes ciudades, las áreas industriales y las grandes industrias producen problemas de contaminación de agua.
En las aguas subterráneas la alteración se debe a la introducción en los acuíferos de sustancias químicas procedentes de la agricultura o la industria. Por otra parte, una explotación exagerada de los acuíferos puede ocasionar fenómenos de intrusión salina, principalmente en la zona mediterránea.
-La contaminación de las aguas marinas. Nuestro litoral concentra el 60% de la población, supone un atractivo turístico de primer orden y reúne el 65% de la producción industrial, que además de ensuciarla se calientan. A ello hay que unir los vertidos atómicos en la “fosa atlántica”, accidentes de petroleros (“chapapote” en Galicia) y cargueros con productos tóxicos, mercancías peligrosas, etc. Además hay que unir los residuos urbanos y los procedentes de las industrias con metales pesados en Asturias, Huelva, Bisbao, Zaragoza y delta del Ebro.
Más del 50% de las playas españolas tienen problemas de contaminación.
-La contaminación de los suelos. La mayor responsabilidad en la contaminación del suelo corresponde a la actividad agraria, sobre todo desde que se ha incrementado el uso de productos químicos para combatir las plagas y eliminar “las malas hierbas”. La acumulación de algunos compuestos químicos en los horizontes de los suelos puede tener consecuencias imprevisibles. Esto sin contar el mecanismo de absorción de esos productos tóxicos por las plantas y su posible transferencia a los animales y al propio ser humano.
En esa misma problemática hay que enmarcar la incorporación reciente de semocompost, compost y vermicompost.
Aparte de los daños derivados de la actividad agraria los suelos se contamina por la industria, por las granjas integradas, basureros, escombreras, urbanizaciones. En el suelo también se deposita la contaminación atmosférica como el plomo, el azufre y el dióxido de carbono.
-El riesgo nuclear. Es más una “contaminación de riesgo” que existe y abarca espacio transnacionales que dan lugar a otra importante forma de contaminación: la del miedo.
En España existen ocho centrales nucleares y cuatro más suspendidas con el Plan Energético Nacional o por moratoria (Valdecaballeros I y II y Lemóniz I y II)
Se constata una reacción popular frente a este tipo de energía, los peligrosos residuos que genera su producción. La mayor parte de los residuos de baja y media actividad, así como todos los de alta, se hallan en piscinas de las centrales nucleares, lo que determina que el inmediato desafío sea encontrar emplazamiento para un futuro cementerio nuclear. (El Cabril en Córdoba).
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