Nos encontramos
ante dos mapas temáticos que nos representan las comunidades autónomas (CC.AA.) en las que se organiza el país. Cuentan con coropletas, utilizando la gama del
color naranja para representar la población ocupada en el sector terciario y la
participación del sector terciario en el PIB (Producto Interior Bruto), ambos
en el año 2007. Muestra el porcentaje que le corresponde a cada comunidad
autónoma, expresado este en valores relativos. Dicha gamas de colores vienen indicadas en las leyendas que
nos muestran ambos mapas y cuya información procede del Instituto Nacional de
Estadística. A pesar de ello, los mapas en sí, han sido sacados del libro de
texto Anaya, pág. 237.
Por un lado, en
cuanto a la población ocupada en el sector terciario, la media española es de 66’2% sobre la población
activa y podemos establecer varios
grupos en función de los porcentajes. Podemos formar, en primer lugar, con
menos del 60,7% a la Comunidad Foral de Navarra (58%), La Rioja (56,3%),
Castilla La Mancha (58,8%) y Murcia (57,5%). En estas CC. AA. el peso del
sector terciario viene compensado por la importancia de otras actividades
económicas como la agricultura y la industria y vienen indicadas con el color
más suave. En segundo lugar,
Galicia, Cantabria, País Vasco, Castilla-La Mancha, Aragón, Cataluña, Valencia
y Extremadura formarían el segundo grupo, siendo este el más numeroso,
encontrándose entre el 60’7 % y el 65’7% de la población activa y representadas
en un tono de mayor intensidad que el anterior. Aquí también hay otros sectores
con cierto peso (agricultura, industria…) Por su parte, Andalucía aparece sola
en un grupo que aporte de 65’7 a 70’7% sobre la población activa y aparece con un
tono bastante llamativo. Finalmente, representados con la tonalidad más fuerte.
Finalmente, agrupamos con más del 70,7% de población ocupada en el sector
terciario tenemos tres CC. AA y
las 2 Ciudades Autónomas: Madrid (77,7%), Baleares (72,4%), Canarias
(75,1%), Ceuta (88,5%) y Melilla (92,6%) . Ello se debe, en el caso de Madrid,
a su calidad de capital del Estado español donde se concentran multitud de
servicios e instituciones: ministerios, embajadas, comercios, delegaciones de
empresas multinacionales, su función como importante centro financiero; la
ubicación de las sedes sociales de numerosas empresas nacionales e
internacionales… En los casos de Canarias y Baleares es obvio que se debe a su
condición de archipiélagos turísticos. Buena parte de la población ocupada lo
está en el sector turismo y complementarios del turismo. En los casos de las
Ciudades Autónomas se debe a la casi inexistencia de otros sectores.
Por otro lado, en
cuando a la participación del sector terciario en el PIB, la media española se
encuentra en un 66’8% sobre el total del PIB. Al igual que con el mapa
anterior, la gama de colores utilizadas es la misma. Un primer grupo lo podemos
establecer con Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja,
Aragón, Castilla-La Mancha y
Castilla y León, ya que todas representan menos del 61’8% sobre el total
del PIB. Seguidamente, agrupamos a Cataluña, Valencia, Murcia y Extremadura,
representando todas entre 61’8 y 66’8 % sobre el total del PIB. Andalucía
vuelve a encontrarme sola, con un 67’9 %, y finalmente, Madrid, Canarias,
Baleares, y Ceuta y Melilla,
representando todas más del 71’8% sobre el total del PIB. De resto, las
comunidades muestran porcentajes parecidos y se aproximan al de la media
española, destacando únicamente, la importancia de la industria catalana y de
la siderúrgica en el País Vasco.
Si comparamos ambos
mapas vemos que los % no siempre coinciden. Un % más alto de empleados en el
sector pero un menor peso en el PIB puede indicarnos poca o menor productividad,
pero también puede significar que en los otros sectores hay una mayor
productividad o rentabilidad que hace disminuir el % del terciario
independientemente de su calidad o valor.
El sector terciario
comprende las actividades que proporcionan servicios a la sociedad. Incluye
todas aquellas actividades que no son primarias ni secundarias, como el
transporte, el turismo o el comercio. El crecimiento de los servicios a partir
de la década de 1960 ha supuesto la ‘’terciarización’’ de la economía española, en la que este
sector aporta más del 60% al PIB y a la ocupación. Es muy heterogéneo y se
presta a distintas formas de clasificación:
Una primera clasificación básica
diferencia los servicios en dos grupos, según su titularidad y fines.
-Los servicios privados
o de mercado lo prestan las empresas privadas con el dinero pagado por los
clientes. Pretenden obtener beneficios económicos, aportando este tipo de
servicios en España, la mayor parte del empleo y del PIB del sector terciario.
-Los servicios
públicos o de no mercado lo prestan el Estado o las administraciones públicas,
con el dinero recaudado por los impuestos. Su fin es proporcionar bienes a la
sociedad.
Por su parte, los
subsectores en los que se engloban las actividades terciarias forman cuatro grupos:
-Servicios a la
empresa: han ido creciendo hasta ocupar el primer lugar en su aportación al PIB
y el tercero en el empleo (asesoría, estudios de mercado, publicidad…)
-Servicios de
distribución: destacan en España el comercio y los transportes y comunicaciones
(transportes, comunicaciones, correo…)
-Servicios
sociales: la administración pública desempeña un importante papel en el empleo,
y la enseñanza y la sanidad públicas disminuyen su aportación al PIB y al
empleo, debido a la privatización de una parte de estas prestaciones (sanidad,
educación, administración pública…)
- Servicios al
consumidor: aquí la hostelería ha ganado peso, en relación con el crecimiento
de la capacidad de gasto y de las actividades de ocio (hostelería,
restauración, reparación…)
En cuanto a las
desigualdades territoriales explicadas anteriormente al describir los mapas,
encontramos varios factores que impulsan este hecho.
Las empresas de servicios representan
en torno al 80% del total. Las más numerosas son las comerciales, seguidas por
los servicios a las empresas, el turismo y los transportes. En su inmensa
mayoría son pymes.
La mano de obra ha ido creciendo
y supera el 60% de la población activa (66’8%), dado que muchos servicios no
son mecanizables. Además, presenta grandes contrastes entre mano de obra
cualificada, que percibe salarios más altos y es más estable, y ano de obra no
especializada, que recibe salarios inferiores y padece mayor inestabilidad.
La aportación de los servicios al PIB supera el 60% (66’8% en 2007). En unos casos, este hecho indica
desarrollo económico y alto nivel de vida. Sin embargo, en ocasiones significa
un escaso desarrollo de los otros sectores, especialmente de la industria, o
esconde una polarización económica en una actividad muy concentrada como el
turismo.
El encarecimiento de los servicios está provocando una tendencia creciente a sustituir los servicios por
bienes o por la autoprestación de servicios.
La incorporación de las nuevas tecnologías mejora el funcionamiento de los servicios, favorece la creación de
servicios nuevos relacionados con ellas, y posibilita nuevas formas de
prestarlos
No obstante, se
observan desequilibrios, ya que, aunque los servicios tienen gran ubicuicidad,
su localización está influida por factores que generan diferencias en el
volumen de población, en el grado de urbanización y en los niveles de
desarrollo y de renta. Estos factores motivan y generan, consecuentemente,
diferencias en el grado de terciarización y en el tipo de servicios.
El grado de terciarización,
como explicamos anteriormente, es
mayor en las comunidades especializadas en el turismo, en Madrid, que concentra
servicios estatales y funciona como centro de mercado a escala nacional. Ceuta
y Melilla, donde son uy escasas las demás actividades productivas. La terciarización
es menor en las comunidades con mayor peso relativo agrario y agroindustrial.
El sector terciario
se concentra también en las grandes ciudades. No obstante, hay que tener en
cuenta que algunas grandes ciudades han iniciado una difusión de servicios
hacia ciudades medias y pequeñas e incluso hacia áreas rurales, favorecida por
la mejora de los transportes y por las nuevas tecnologías de la información y
de la comunicación.
Por su parte, la
aportación de los servicios al PIB es mayor en los espacios donde predominan
los servicios más avanzados, como en Madrid en este aspecto, se
aprecian también importantes contrastes.
Los servicios más
cualificados, como los servicios a las empresas, dominan en un reducido número
de provincias y tienden a concentrarse en las grandes ciudades. Los servicios
al consumidor están más implantados en las áreas turísticas y finalmente, la terciarización
es menor en los espacios donde predominan los servicios menos cualificados,
como el comercio y los servicios personales, administrativos y asistenciales.
En el futuro, las
desigualdades y consecuencias, nombradas anteriormente, en la terciarización, pueden aumentar.
El crecimiento se orientará a la mejora cualitativa y a la diversificación de
los servicios. La distribución de los servicios estará cada vez más
condicionada por el desigual reparto de las actividades productivas y de la
renta.
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