sábado, 10 de marzo de 2018

Población ocupada en el sector terciario y participación en el PIB


Nos encontramos ante dos mapas  temáticos que nos representan las comunidades autónomas (CC.AA.) en las que se organiza el país. Cuentan con coropletas, utilizando la gama del color naranja para representar la población ocupada en el sector terciario y la participación del sector terciario en el PIB (Producto Interior Bruto), ambos en el año 2007. Muestra el porcentaje que le corresponde a cada comunidad autónoma, expresado este en valores relativos.  Dicha gamas de colores vienen indicadas en las leyendas que nos muestran ambos mapas y cuya información procede del Instituto Nacional de Estadística. A pesar de ello, los mapas en sí, han sido sacados del libro de texto Anaya, pág. 237.
Por un lado, en cuanto a la población ocupada en el sector  terciario, la media española es de 66’2% sobre la población activa y  podemos establecer varios grupos en función de los porcentajes. Podemos formar, en primer lugar, con menos del 60,7% a la Comunidad Foral de Navarra (58%), La Rioja (56,3%), Castilla La Mancha (58,8%) y Murcia (57,5%). En estas CC. AA. el peso del sector terciario viene compensado por la importancia de otras actividades económicas como la agricultura y la industria y vienen indicadas con el color más suave.  En segundo lugar, Galicia, Cantabria, País Vasco, Castilla-La Mancha, Aragón, Cataluña, Valencia y Extremadura formarían el segundo grupo, siendo este el más numeroso, encontrándose entre el 60’7 % y el 65’7% de la población activa y representadas en un tono de mayor intensidad que el anterior. Aquí también hay otros sectores con cierto peso (agricultura, industria…) Por su parte, Andalucía aparece sola en un grupo que aporte de 65’7 a 70’7% sobre la población activa y aparece con un tono bastante llamativo. Finalmente, representados con la tonalidad más fuerte. Finalmente, agrupamos con más del 70,7% de población ocupada en el sector terciario tenemos tres CC. AA y  las 2 Ciudades Autónomas: Madrid (77,7%), Baleares (72,4%), Canarias (75,1%), Ceuta (88,5%) y Melilla (92,6%) . Ello se debe, en el caso de Madrid, a su calidad de capital del Estado español donde se concentran multitud de servicios e instituciones: ministerios, embajadas, comercios, delegaciones de empresas multinacionales, su función como importante centro financiero; la ubicación de las sedes sociales de numerosas empresas nacionales e internacionales… En los casos de Canarias y Baleares es obvio que se debe a su condición de archipiélagos turísticos. Buena parte de la población ocupada lo está en el sector turismo y complementarios del turismo. En los casos de las Ciudades Autónomas se debe a la casi inexistencia de otros sectores.

Por otro lado, en cuando a la participación del sector terciario en el PIB, la media española se encuentra en un 66’8% sobre el total del PIB. Al igual que con el mapa anterior, la gama de colores utilizadas es la misma. Un primer grupo lo podemos establecer con Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y  Castilla y León, ya que todas representan menos del 61’8% sobre el total del PIB. Seguidamente, agrupamos a Cataluña, Valencia, Murcia y Extremadura, representando todas entre 61’8 y 66’8 % sobre el total del PIB. Andalucía vuelve a encontrarme sola, con un 67’9 %, y finalmente, Madrid, Canarias, Baleares,  y Ceuta y Melilla, representando todas más del 71’8% sobre el total del PIB. De resto, las comunidades muestran porcentajes parecidos y se aproximan al de la media española, destacando únicamente, la importancia de la industria catalana y de la siderúrgica en el País Vasco.
Si comparamos ambos mapas vemos que los % no siempre coinciden. Un % más alto de empleados en el sector pero un menor peso en el PIB puede indicarnos poca o menor productividad, pero también puede significar que en los otros sectores hay una mayor productividad o rentabilidad que hace disminuir el % del terciario independientemente de su calidad o valor.
El sector terciario comprende las actividades que proporcionan servicios a la sociedad. Incluye todas aquellas actividades que no son primarias ni secundarias, como el transporte, el turismo o el comercio. El crecimiento de los servicios a partir de la década de 1960 ha supuesto la ‘’terciarización’’  de la economía española, en la que este sector aporta más del 60% al PIB y a la ocupación. Es muy heterogéneo y se presta a distintas formas de clasificación:
 Una primera clasificación básica diferencia los servicios en dos grupos, según su titularidad y fines.
-Los servicios privados o de mercado lo prestan las empresas privadas con el dinero pagado por los clientes. Pretenden obtener beneficios económicos, aportando este tipo de servicios en España, la mayor parte del empleo y del PIB del sector terciario.
-Los servicios públicos o de no mercado lo prestan el Estado o las administraciones públicas, con el dinero recaudado por los impuestos. Su fin es proporcionar bienes a la sociedad.
Por su parte, los subsectores en los que se engloban las actividades terciarias forman cuatro grupos:
-Servicios a la empresa: han ido creciendo hasta ocupar el primer lugar en su aportación al PIB y el tercero en el empleo (asesoría, estudios de mercado, publicidad…)
-Servicios de distribución: destacan en España el comercio y los transportes y comunicaciones (transportes, comunicaciones, correo…)
-Servicios sociales: la administración pública desempeña un importante papel en el empleo, y la enseñanza y la sanidad públicas disminuyen su aportación al PIB y al empleo, debido a la privatización de una parte de estas prestaciones (sanidad, educación, administración pública…)
- Servicios al consumidor: aquí la hostelería ha ganado peso, en relación con el crecimiento de la capacidad de gasto y de las actividades de ocio (hostelería, restauración, reparación…)
En cuanto a las desigualdades territoriales explicadas anteriormente al describir los mapas, encontramos varios factores que impulsan este hecho.
Las empresas de servicios representan en torno al 80% del total. Las más numerosas son las comerciales, seguidas por los servicios a las empresas, el turismo y los transportes. En su inmensa mayoría son pymes.
La mano de obra ha ido creciendo y supera el 60% de la población activa (66’8%), dado que muchos servicios no son mecanizables. Además, presenta grandes contrastes entre mano de obra cualificada, que percibe salarios más altos y es más estable, y ano de obra no especializada, que recibe salarios inferiores y padece mayor inestabilidad.
La aportación de los servicios al PIB supera el 60% (66’8% en 2007). En unos casos, este hecho indica desarrollo económico y alto nivel de vida. Sin embargo, en ocasiones significa un escaso desarrollo de los otros sectores, especialmente de la industria, o esconde una polarización económica en una actividad muy concentrada como el turismo.
El encarecimiento de los servicios está provocando una tendencia creciente a sustituir los servicios por bienes o por la autoprestación de servicios.
La incorporación de las nuevas tecnologías mejora el funcionamiento de los servicios, favorece la creación de servicios nuevos relacionados con ellas, y posibilita nuevas formas de prestarlos
No obstante, se observan desequilibrios, ya que, aunque los servicios tienen gran ubicuicidad, su localización está influida por factores que generan diferencias en el volumen de población, en el grado de urbanización y en los niveles de desarrollo y de renta. Estos factores motivan y generan, consecuentemente, diferencias en el grado de terciarización y en el tipo de servicios.
El grado de terciarización, como explicamos anteriormente,  es mayor en las comunidades especializadas en el turismo, en Madrid, que concentra servicios estatales y funciona como centro de mercado a escala nacional. Ceuta y Melilla, donde son uy escasas las demás actividades productivas. La terciarización es menor en las comunidades con mayor peso relativo agrario y agroindustrial.
El sector terciario se concentra también en las grandes ciudades. No obstante, hay que tener en cuenta que algunas grandes ciudades han iniciado una difusión de servicios hacia ciudades medias y pequeñas e incluso hacia áreas rurales, favorecida por la mejora de los transportes y por las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
Por su parte, la aportación de los servicios al PIB es mayor en los espacios donde predominan los servicios más avanzados, como en Madrid en este aspecto, se aprecian también importantes contrastes.
Los servicios más cualificados, como los servicios a las empresas, dominan en un reducido número de provincias y tienden a concentrarse en las grandes ciudades. Los servicios al consumidor están más implantados en las áreas turísticas y finalmente, la terciarización es menor en los espacios donde predominan los servicios menos cualificados, como el comercio y los servicios personales, administrativos y asistenciales.
En el futuro, las desigualdades y consecuencias, nombradas anteriormente,  en la terciarización, pueden aumentar. El crecimiento se orientará a la mejora cualitativa y a la diversificación de los servicios. La distribución de los servicios estará cada vez más condicionada por el desigual reparto de las actividades productivas y de la renta.


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